MUTILACIONES DE ANIMALES EN ARGENTINA
¿Qué podemos pensar, entonces, de los pobres animales que han sido hallados mutilados en descampados de toda Argentina en 2002? Animales – y por ahí ronda la duda de si los humanos también no lo son - que muestran el caprichoso estigma de lo inverosímil, lo sobrenatural sobrevolándolo todo.
Y me refiero a “Mutilaciones”. No, “desangramientos”. Pues de lo primero que se habló fue del "chupacabras" misterioso cenándose vacas moribundas.
CORTES ESCANDALOSOS
Abril es la fecha. Unas misteriosas muertes en torno a la localidad de Azul conmueven a los medios regionales de Argentina. Y pronto, el día 7 de abril, Daniel Belot, denuncia el hallazgo macabro de animales, con cortes casi perfectos en la anatomía, en la localidad de Salliqueló, provincia de Buenos Aires.
De inmediato se traslada la investigadora Andrea Pérez Simondini que afirmaba en su minucioso informe: a simple vista se veía la marca de un corte “aserruchado”.
Faltaba la lengua. Y, según declaraba, por un tiempo los animales no se acercaron al lugar del óbito.
Así empezaban aquellas enigmáticas muertes de vacunos en toda la Argentina. Y al igual que en Norteamérica, donde el investigador Christopher O´Brien peinó la zona del Valle de San Luis, Colorado, los cadáveres presentaban un extraño y significativo nexo: habían sido removidos órganos genitales, los ojos, lengua, maxilares, mandíbulas, estómago, etc.
Y esto es lo sorprendente. En más de 450 casos de animales mutilados registrados en Argentina (afectando más de 200 localidades regionales) todos presentaban estas características atípicas.
¿Por qué ese empeño en remover aquellas zonas anatómicas determinadas?, me preguntaba con insistencia cada vez que reportaba algún caso.
Durante meses vi como desfilaron por televisión y los medios de prensa todo tipo de teorías.
Los conductores de famosos programas televisivos entrevistaban a supuestos expertos en la temática que abordaban sin pensarlo el tema ovni como única explicación "coherente" de aquellas muertes.
Y las disputas crecieron. Las hipótesis se propagaron como reguero de pólvora. Y todos creyeron ver en los extraterrestres la amenaza rotunda de una invasión.
Y mientras las rencillas crecían, yo preferí hacerme de tiempo y dedicarme a otros menesteres, sin perderle la pista a las mutilaciones, pero sencillamente no interviniendo en el tema (recibí la llamada poco amistosa, como siempre, de Erna Acuña, productora periodística de Infinito -señal de cable - preguntándome qué pensaba del tema: mi respuesta no le agradó).
Ahora, viéndolo con la perspectiva del tiempo, veo que fue parte del propósito la elucubración alucinada y controvertida que tejieron medios y pseudo-investigadores.
Y decía.
En todos los casos se comprobó que los animales carroñeros no se acercaban a las reses fallecidas, como si algo se los impidiera.
Sin embargo, y a la postre, los animales retomaron su rutina devorando los cuerpos.
¿Qué se podía esperar con la cantidad masiva de curiosos y fanáticos de la vida extraterrestre practicando vigilias y parapetándose en sus camionetas a la caza de objetos volantes? Era del todo natural que el ciclo de alimentación se modificara en los depredadores.
Y sin embargo, otra vez se zanjó por el misterio.
Lo que no se puede negar era la exactitud de los cortes. Llamativos. Caprichosos.
Aunque las muertes no se debían a estos cortes, este fue un tema que se destacó en la prensa como el producto de una "inteligencia no humana". No se detectaron señales de violencia. Los animales parecían no haberse resistido. Una de dos: Narcotizados. O Muertes Súbitas. ¿O...?
En los escasísimos análisis forenses se detectó – coincidiendo con EEUU - rastros de “Oxindol”, un eficaz narcótico. Eso renovó las teorías. Ahora había un acuerdo Extraterrestre con gente del gobierno para facilitarles a los “visitantes” materiales genéticos con los cuales experimentar.
Pero luego surgió otro misterio: los tanques de agua australianos. Como por arte de Magia – y veremos al final que algo de magia y escena hay en este asunto - literalmente miles de litros desaparecían en la nada.
¿Adonde iban a parar esas enormes cantidades de agua? A sus naves, desde luego, apuraron de prisa al unísono los ovnílogos. Y señalaron con vehemencia los cielos.
Allí se habían visto luces en las noches de las mutilaciones. He ahí la explicación. Se llevaban a los animales a sus naves y ahí los sometían a una suerte de espantosa carnicería para extirparles las partes favoritas de su menú.
Primero: las observaciones de “luces” fueron registradas mucho después de las mutilaciones. Y fueron, en efecto, sólo luces. Aún, para congoja de los ovnílogos, las luces no son evidencias de visitas del espacio. Achacar todo al espacio, creo yo, es muy taxativo. Y en este caso pienso en una histeria como la de Gales; en un fraude; en alucinaciones; en una “fiebre” por lo inexplicable; o como parte del “condimento” requerido para que la imaginería popular atribuyese las mutilaciones a visitantes foráneos.
Segundo: el hecho de que los animales presentaran las marcas expuestas al observador, nos indica que fueron efectuados dichos “cortes” en el terreno, allí mismo donde cayó la res adormecida o muerta. No existe una mutilación que haya sido cubierta por el cuerpo, todas están a la vista.
CAMUFLADO EN LA CREENCIA
No puedo dejar de pensar, al recordar la novela “La Bestia Humana”, de Emile Zola, que cuanto más creemos estar cerca de resolver un Crimen, más lejos lo estamos. No todo puede ser estudiado bajo la lupa de la razón. Los motivos pueden ser inimaginables.
Pero aquí parece que hay algunas pistas.
Lo importante, en mi opinión, es discernir a qué nos enfrentamos. Si a algo de esta Tierra, o a algo que se nos escapa infinitamente de nuestro dominio linear.
Y para el Senasa, el organismo que estudio estas muertes, la cosa no tenía dobleces.
En un comunicado a la prensa, sosegando el revuelo producido, descartó la mano humana y extraterrestre en el asunto.
Los vacunos habían muerto, según ellos, “por causas naturales”. Así lo expresaba, al menos, el rector de la UNICEN, Dr. Néstor Auza, junto a Bernardo Cané (presidente de la comisión) y otros expertos.
Resueltamente, señalaron a un roedor como el sádico responsable de tantas muertes y mutilaciones. El “Hocicudo Rojizo” (Oxymycterus).
Parecía que el pequeño se había ensañado con los vacunos, modificando su dieta de gusanos y lombrices para cenarse una tropilla de reses.
Pero aquella declaración oficial calmó los mares agitados de las disputas y complots. Todos, la opinión publica, callaron y, automáticamente, no se habló más del tema. Ya había una respuesta oficial, acabado el asunto.
Cierto es que cientos de lugareños se sintieron insultados en su humilde ignorancia.
¿Cómo era posible que ellos, avezados en los campos desde generaciones, no supieran de aquel ratoncillo devorador?
Y los veterinarios, más de 50, que estudiaron los casos, ¿cómo no habían reparado en aquellos roedores tan, aparentemente, comunes?
Es hasta hoy en día que aquellos profesionales no se satisfacen con las explicaciones oficiales del Senasa.
Y algunos investigadores prefieren verlo todo desde un marco global. Porque a las insidiosas mutilaciones cabe agregar los más de 55 casos de fenomenologias asociadas , como luces extrañas, criaturas, poltergueist, humanoides, curaciones milagrosas que obraron simultáneamente en el territorio argentino.
Este detalle, visto por el excelente investigador Fabio Picasso, fue detonante. Enseguida se especuló con una Oleada. Un término que ya Charler Fort –y más tarde Morris K Jessup –bautizó al notar una recurrencia de fenómenos inexplicables en un mismo marco de tiempo y geografía.
La idea germinó sola. ¿Es posible que las mutilaciones fueran una especie de "cable a tierra" de los acontecimientos nacionales? Así, la población prestaría atención a los animales en sus exóticas laceraciones, y por un momento el misterio zanjaría la opresión de una vida mundana y en constante tribulación.
INQUIETANTES CONCORDANCIAS
Me molesta, como algo personal, que se ensañarán con una parte de la anatomía del animal. Me incomoda que exista toda una serie de elementos ilógicos, pervertidos, en la escena del crimen mutilatorio –si se lo puede llamar crimen.
Por ejemplo. Los misteriosos ocupantes de una Ford Ranger que admitían como si tal cosa comprar vacunos para experimentos, viéndoselos reiterada veces en el lugar de autos. Los técnicos de la Comisión de Energía Atómica deambulando, contador Geiser en mano, por la zona de muerte. La llamativa forma de encontrar los cadáveres: a veces incluso dentro de tanques de agua; otras formando un extraño símbolo estilo pentagrama o incluso con la piernas trenzadas.
¿Por qué semejantes espectáculos? ¿A quien querían llamar la atención? Evidentemente a nosotros. Porque cuando se lanza una bola de nieve por un acantilado nevado no para hasta agigantarse.
Todo parecía indicar un pérfido enigma, lúgubre, morboso, horrendo (más aun cuando comenzó a circular el caso de 1988 acaecido en Brasil, Guarapiranga, donde un hombre NN fue hallado mutilado como los vacunos)
Pero, como mencioné precedentemente, había pistas sólidas. Y todas, nos indicaban un factor humano detrás.
CONSPIRACION DE LABORATORIOS AMERICANOS
Luego estaban los conspiranoicos como Gustavo Fernandéz. Para él había sido un complot de un laboratorio con la idea de recombinar genéticamente dos tipos de virus. Se usaron vacunos, y luego todo quedó en el olvidó hasta que volvieron a aparecer en escena en 2002.
Además Fernandéz hacía notar esto: que el virus de la viruela se aloja en las córneas, es decir, en los ojos, justamente lo que más se extirpó de los vacunos.
Además señalaba que el laboratorio de Wistar fue acusado de hasta fabricar el virus del Sida.
No obstante presentar esta hipótesis, no explicaba por qué razón en tantos condados del mundo han surgido los mismos cortes, y por qué en fechas de agitación social.
CONCLUSION DE LAS MUTILACIONES
Según lo que pude notar, lo que se produjo en 2002 es algo semejante a lo que se produjo cuando James Randi contó en un programa radial que había visto ovnis y enseguida la gente corroboró aquella visión. Pero esa visión fue mentira, un invento de Randi, del mismo modo que yo lo hice una vez diciendo lo mismo sobre unas criaturas.
La gente, por alguna razón, encuentra favorable "expandir" ciertos misterios y ver lo que antes era algo normal como anormal. Por ejemplo, se descubrió que, en efecto, los cortes eran de carroñeros, pero la fantástica idea - promulgada por Fabio Zerpa -de que habían sido producidos por rayos láser sedujo más a la gente.
Como en los trucos de ilusionismo y en la evolución natural, las respuestas más sencillas son las que explican grandes misterios. Y en este caso, la natural predisposición de las personas, sumado a las evidencias claras del SENASA y algunos otros organismos, ayudan a comprenden el enigma.
Humanos, nada más que humanos.